martes, 4 de agosto de 2015

La acumulación y distribución del excedente (I)

Modelos de acumulación de excedente.

Se entiende por excedente económico a la diferencia entre la producción total de una sociedad y la parte de esa producción necesaria para mantener la fuerza de trabajo y los medios de producción. Esta parte de la producción consumida por la fuerza de trabajo y los medios de producción constituye el consumo productivo, que tiene dos componentes:
  • la reproducción de la fuerza de trabajo, es decir, la recuperación de las energías gastadas por el trabajador en su esfuerzo diario y la satisfacción de sus necesidades vitales (vivienda, sanidad, educación,...).  El salario que recibe el trabajador tiene esta función.
  • el mantenimiento de los medios de producción, los cuales se pueden haber consumido totalmente (materias primas, energía, productos semielaborados,...) o, simplemente, sufren un deterioro (desgaste de maquinaria, obsolescencia,...).
El resto de producción forma el excedente económico que, a su vez, puede tener dos usos:
  • Consumo no productivo: se trata del empleo de excedente en actividades o productos que no son necesarios para la producción.  Se pueden incluir aquí el consumo de artículos de lujo, el derroche, los gastos del gobierno, etc.
  • La acumulación: consiste en reservar el excedente económico a la ampliación de capacidades de producción de un futuro próximo (adquisición de más cantidad de factores productivos, mejora de los existentes,...).


Cuando esta acumulación existe y el sistema es capaz de incrementar su producción, decimos que nos encontramos ante una reproducción ampliada.  En estas circunstancias es posible el crecimiento económico.

El crecimiento económico se define como un proceso sostenido a lo largo del tiempo en el que los niveles de actividad económica aumentan constantemente.  Cuando el sistema solo es capaz de mantener su capacidad de producción, sin ampliarla, nos encontramos ante una reproducción simple.  La reproducción simple obedece a tres razones:
  • No existen excedentes.
  • Los excedentes se destinan íntegramente a un consumo no productivo.
  • Los excedentes generados por una sociedad son transferidos íntegramente al exterior.
El crecimiento económico, a su vez, puede ser de dos tipos: extensivo o intensivo.

El crecimiento económico extensivo.

En este caso, la producción de excedentes se obtiene gracias a un incremento de las cantidades empleadas de fuerza de trabajo, trabajo y/o capital.  Este tipo de crecimiento ha sido el dominante en el sistema capitalista hasta prácticamente 1945.  Fue un periodo caracterizado por un crecimiento demográfico en Europa y América, colonización de nuevas tierras tanto en América como en Oceanía, disponibilidad de materias primas y fuentes de energía en los imperios coloniales de África y Asia, lo cual permitió un notable incremento de la actividad económica si necesidad de recurrir a inversiones extraordinarias en el desarrollo científico-técnico (es la época de la segunda revolución industrial).

El crecimiento económico intensivo.

En este modelo la acumulación de excedentes se realiza incrementado la eficacia del trabajo y del capital, ya sea introduciendo mejoras tecnológicas o mediante una mejor organización del trabajo (se trata de mejorar el cómo trabajo: taylorismo, fordismo: ver entrada del blog).

El crecimiento económico intensivo comienza a tener importancia a finales del siglo XIX pero es realmente desde 1945 cuando se convierte en la base del crecimiento económico mundial.  La economía empieza a depender de la investigación científica y del desarrollo tecnológico, y de ahí la importancia de las inversiones en la fórmula I+D (Investigación y Desarrollo, ahora I+D+I, donde el "añadido" corresponde a la innovación).

Las transformación tecnológicas, con vía fundamental para la generación de excedentes, han tenido varias consecuencias:
  • Incremento de la relación capital-trabajo: el factor capital cobra más importancia frente al factor trabajo, lo que, a su vez, repercute en general de la siguiente forma:
    • El trabajo manual es desplazado por el capital, lo que desemboca en la automatización de la producción.  La fuerza de trabajo deja de manipular directamente las materias primas y se encarga de preparar y supervisar la producción.
    • La automatización abarata el coste de producción y favorece la producción en grandes escalas, necesaria para atender a una demanda masificada e internacionalizada.  Se impone así la estandarización o producción en masa, esto es, la producción de grandes cantidades de productos "estándar", muy poco variados, que satisfacen a una masa también uniformadas.
  • Rotación del capital fijo: la competencia y la búsqueda del beneficio estimula la innovación tecnológica continua.  De esta forma, las nuevas máquinas quedan obsoletas rápidamente y deben ser sustituidas por otras más eficientes.  Este proceso obliga a destinar cada vez mayores recursos financieros a renovar el capital fijo, el cual debe ser amortizado en un periodo de tiempo muy corto.  La consecuencia es el mayor riesgo de las inversiones y la necesidades de programar la actividad económica a largo plazo, a fin de medir los posibles riesgos.
  • Integración entre tecnología y producción: la tecnología se convierte en un componente fundamental del crecimiento económico.  Como consecuencia, la investigación científica es una industria más, al servicio del proceso productivo y dependiente de él.  Ello, a su vez, tiene los siguientes resultados:
    • Se produce una estrecha coordinación entre centros de investigación y empresas con el objetivo de adaptar la investigación científica a las necesidades de éstas y reducir así el tiempo transcurrido entre la innovación y su aplicación productiva.
    • Hay una generalización del trabajo científico, que se traduce en el crecimiento de la población universitaria.  Los sistemas educativos y la universidad también se adaptan a las necesidades de las empresas y así, frente a la enseñanza humanística clásica, se hace hincapié en la especialización y en la formación técnica del individuo, que podrá cumplir las nuevas tareas en los procesos de producción y circulación.  No interesa tanto la cantidad de mano de obra como su cualificación.
    • El conocimiento científico se convierte en un instrumento de poder que se concentra en unas pocas empresas, las únicas que disponen de capacidad tecnológica y financiera para mantener la investigación.  Ello les permite hacerse con una posición dominante en los mercados internacionales.

Bibliografía:

LIPSEY, R.G. (1996).  Principios de Economía.  Vicens-Vives.  Barcelona.
MANKIW, N.R. (2002).  Principios de Economía.  McGraw-Hill.  Madrid.


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