La productividad y división técnica del trabajo.
La productividad es la relación existente entre el nivel de producción alcanzado y la cantidad empleada de cada factor de producción; podemos hablar de productividad de la tierra, del capital y del trabajo (además de profundizar en la productividad de multitud de elementos siempre que sean medibles).
Para estimar la productividad se calcula el producto medio que es el cociente entre el volumen total de producción y la cantidad empleada de cada factor.
Para producir, los tres factores se combinan de una manera concreta y constituyen una técnica de producción, que se caracteriza por la utilización de una cantidad determinada de cada factor. Las técnicas se distinguen entre sí por las diferentes cantidades que emplean de cada factor.
Esta combinación de factores es técnicamente eficiente cuando logra unos niveles altos de producción con una combinación reducida de cada factor. Esa misma combinación es económicamente eficiente cuando el precio de los factores de producción es el mas barato que se puede encontrar.
La productividad esta relacionada tanto con la ley de rendimientos crecientes como con la ley de rendimientos decrecientes:
- Ley de rendimientos crecientes: si permanece constante la cantidad de un factor y se incrementa la cantidad empleada de otros factores, la producción total crece a un ritmo cada vez mayor: origina las llamadas economías de escala. Esta ley puede explicarse en base a:
- Determinadas operaciones del proceso productivo sólo deben realizarse una vez (por ejemplo el diseño) por lo que no es necesario repetirlas para que se incremente la producción.
- Los trabajadores que ya conocen las técnicas y han aprendido las destrezas básicas mejoran sus rendimientos si aumenta la cantidad de los demás factores productivos.
- La producción de grandes cantidades posibilita la adopción de nuevas técnicas que abaratan los costes.
- Ley de rendimientos decrecientes: si permanece constante la cantidad de un factor y se incrementa la cantidad empleada de otros factores, la productividad total crece a un ritmo cada vez menor: originan las llamadas deseconomías de escala. Esta ley puede explicarse en base a:
- La gestión de una gran unidad de producción puede resultar más costosa.
- Las relaciones de trabajo pueden ser menos eficaces en grandes unidades de producción.
Las leyes de rendimientos crecientes y decrecientes dependen del producto marginal. El producto marginal de un factor productivo es el aumento de producción obtenido por cada nueva unidad empleada de ese factor.
Cuando el producto marginal es cada vez mayor, existen rendimientos crecientes. Si el producto marginal es cada vez menor, existen rendimientos decrecientes.
La frontera de posibilidades de producción (FPP).
Bien podría este apartado esta incluido dentro de los factores productivos (tierra, capital y trabajo) pero se ha preferido incluir aquí por su relación directa con el concepto de productividad y como queda ésta reflejada al hacer la representación gráfica de la FPP (Frontera de Posibilidades de Producción).
La FPP muestra las distintas combinaciones máximas de productos que podemos obtener en una economía, cuando utilizamos la totalidad de los factores productivos y empleamos la mejor tecnología posible (recurrimos al concepto de técnicamente eficiente).
Para simplificar el análisis, la representación gráfica de la FPP se realizar únicamente para dos bienes (bien A y bien B). En el gráfico, los puntos de corte con los ejes del gráfico representan las opciones extremas en las que la economía solo produce un bien u otro. La frontera de posibilidades de producción es una curva combada como consecuencia de la ley de rendimientos decrecientes, ya que la producción hace frente a variables no fijas influyendo en que la decisión de como fabricar sea una tarea cada vez más difícil.
Los puntos interiores de la FPP implican la existencia de factores productivos que están siendo infrautilizados, o bien que la tecnología empleada no es la mejor de entre las disponibles (un ejemplo claro es el desempleo ya que no estaríamos haciendo uso del factor trabajo en su totalidad).
Los puntos exteriores son inalcanzables con la dotación de factores productivos existentes y la tecnología disponible. Debería producirse una mejora tecnológica en la fabricación de un bien o ambos para que se produzca un desplazamiento hacia la derecha de la FPP.
Vemos que en esta representación hay que renunciar a una determinada producción de un bien para obtener una mayor cantidad de otro, estamos introduciendo el concepto de coste de oportunidad.
El coste de oportunidad es aquello a lo que hemos de renunciar para obtener alguna otra cosa a cambios. No se trata de todas las posibilidades que desechamos cuando optamos por una, sino de la mejor de entre todas aquellos a la que renunciamos.
La FPP también nos muestra la existencia de costes de oportunidad y lo encontramos al desplazarnos por la curva, cualquier decisión de producción que tomemos llevará asociado, de forma inexorable, tener que renunciar a otra combinación, y la decisión de fabricar mas de un bien esta en relación directo con reducir la fabricación de otro bien dada la dotación de factores productivos y tecnología disponible.
Un último concepto, al igual que decíamos que la FPP es una curva cóncava por la existencia de rendimientos decrecientes, también cumple ese mismo requisito para informarnos de la existencia de un coste de oportunidad creciente.
La división técnica del trabajo.
La productividad del factor trabajo es el indicador fundamental para medir el desarrollo de las fuerzas productivas. A tal fin, y según se ha producido el desarrollo tecnológico, el trabajo se ha dividido en varias fases de las que se ha ocupado un trabajador especializado. Esta fragmentación del proceso de trabajo se conoce como división técnica del trabajo.
La introducción masiva de tecnología en los procesos productivos se inicia con la Revolución Industrial. En un principio, el trabajo seguía dependiendo del estilo y ritmo de los trabajadores, herederos de la tradición artesanal, y ello significaba pérdidas en eficacia y rentabilidad.
El primer intento de organizar científicamente el trabajo fue diseñado por el ingeniero norteamericano Frederick Taylor (1856 - 1915) a finales del siglo XIX. Su método, denominado taylorismo se basa en el estudio detallado de las características de cada puesto de trabajo, sus tipos, el tiempo exacto empleado en cada operación, los movimientos mínimos necesarios,... A partir de este estudio el trabajo humano se fragmenta en operaciones elementales, casi reflejas, que exigen un mínimo esfuerzo. De esta forma disminuye el tiempo de trabajo dedicado a cada operación, se fija al trabajador en un puesto específico y se limitan los desplazamientos.
A partir de los años 20 y 30 del siglo XX el taylorismo fue perfeccionado por el fordismo, método ensayado por Henry Ford (1863 - 1947) en su factoría automovilística de Detroit. Las aportaciones del fordismo al taylorismo son dos:
- Las distintas fases del proceso de trabajo quedan enlazadas por una cadena de montaje, es decir una organización lineal que va desplazando el productos por las diversas etapas de producción, en donde el trabajador oportuno realiza la operación correspondiente. De esta manera, los desplazamientos se estandarizan en torno a un tiempo comprobable y controlable contribuyendo con ello a la eficiencia del proceso productivo.
- Los trabajadores deben adaptarse al ritmo al que se van desplazando los productos para evitar estrangulamientos o interrupciones en el proceso. Con ello el obrero pierde su autonomía.
Las consecuencias del fordismo son varias:
- Las tareas se simplifican y se reducen a movimientos elementales y repetitivos.
- Se produce una mayor especialización del trabajo dado que el trabajador sólo conoce su función e ignora el resto del proceso (a menos que la empresa trabaje la polivalencia y la multicompetencia). Además, hay una mayor división entre las tareas de ejecución, control, diseño y dirección.
- Se establecen nuevas jerarquías profesionales. Cada trabajador tiene un nivel de cualificación profesional en función de su categoría laboral. La remuneración salarial depende de esta última y de la productividad.
A partir de los años 60 y 70 del siglo XX el fordismo pierde eficacia por dos motivos:
- Razones técnicas: la cadena de montaje divide el proceso de trabajo en varias fases. En ocasiones el desarrollo tecnológico en una de estas fases no va acompañado del mismo desarrollo técnico en otros momentos de la producción. En consecuencia, sobreviven desajustes en el proceso productivo.
- Razones sociales: la pérdida de autonomía por el trabajador, su sujeción a los ritmos de las máquinas, provocan trastornos físicos y psicológicos (aunque exagerado: Tiempos Modernos (Charles Chaplin). Ello repercute en una menor eficiencia del trabajador y en un rechazo del sistema fordista por los sindicatos obreros.
Estos factores impulsaron la tendencia hacia la automatización del proceso productivo en el que el trabajador es sustituido por máquinas y robots industriales capaces de realizar tareas repetitivas, complejas e incluso que reportan riesgo para el trabajador. Este cambio significa empujar la mano de obra directa de la cadena de montaje hacia mano de obra indirecta (supervisión de las máquinas, de la ejecución, gestión y control de proceso productivo, análisis de desviaciones,... ).
En aquellas actividades donde no interesa aplicar la automatización se ha vuelto a prácticas primitivas como el trabajo a domicilio o la subcontratación, que aprovechan la disponibilidad de mano de obra barata.
FRANK, R.H. (2001). Microeconomía y conducta. McGraw-Hill. Madrid.
STIGLITZ, J.E. (1993). Economía. Ariel. Barcelona.
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